Rabat:

Rabat, conocida como “la Ciudad de los Jardines”, es la capital de Marruecos. Aquí se desarrolla toda la vida institucional y política del país. Esta ciudad imperial está situada en la costa atlántica, muy cerca de Casablanca. Es uno de los lugares más cinematográficos y románticos del mundo. La verdad es que merece la pena dedicar al menos un día a descubrir las calles de la Medina, así como sus monumentos más importantes. Como, por ejemplo, la Torre Hassan, la Fortaleza o la Kasbah, la Necrópolis de Chellah o el Mausoleo de Mohamed V.

Rabat posee una curiosa mezcla de pasado y modernidad. Esto la ha convertido en una de las ciudades más dinámicas y mercantiles del país. Puede comenzar su visita en la Kasbah de los Oudayas. Una ciudadela que alberga una de las zonas más bellas y llamativas de la capital. A lo largo de su paseo, verá cómo estrechas callejuelas se abren ante usted para dar paso a bellas fachadas de color blanco y azul klein, así como a jardines de herencia francesa y andaluza. A sólo 10 minutos se encuentra la Medina de Rabat. Un lugar perfecto para hacer sus compras, por supuesto, tras el tradicional regateo con los mercaderes.

Marrakech:

Es la ciudad más popular y turística de Marruecos. Está situada en la cordillera del Atlas, mucho más al sur que el resto de las ciudades imperiales del país. Sinceramente, necesitará más de un día para conocer Marrakech en profundidad. Una ciudad completa que está considerada el Centro Cultural de Marruecos.

Puedes comenzar tu visita tomando como punto de partida la Medina. Aquí se encuentran los riads o palacios tradicionales marroquíes donde alojarse. Una vez aquí, la propia inercia de las calles de Marrakech te permitirá descubrir la belleza de edificios singulares como la Medersa Ben Youssef, la más grande del país, la Plaza Jemma el Fna, uno de los lugares más animados de Marrakech o la Mezquita Koutoubia de estilo hispanomusulmán.